Plinio Correa de Oliveira

De todas las personas que han tenido alguna influencia en mi vida, ciertamente Plinio Correa de Oliveira (el Dr. Plinio) compite con ventaja contra cualquier otra. Yo no tenía aún 5 años cuando mis padres abrazaron con fervor “la causa” de la que él se había convertido en referente. En aras de esa causa se tomaron decisiones en nuestra familia que marcarían mi vida para siempre: sea en lo referente al tipo de educación que recibiríamos, sea en cuan amplio o pequeño sería el círculo de nuestras relaciones familiares, o sea sobre los valores que primarían en nuestra formación religiosa. La influencia de Plinio, de forma indirecta a través de mis padres – o sobre mis ideas en forma directa – me acompañaron durante todos los años que podríamos llamar “formativos” de mi vida.

Yo tenía casi 30 años cuando que tomé la decisión de alejarme de la TFP. Este alejamiento fue primero físico. Irme a vivir a otra parte y ganarme la vida por mi cuenta. Pero fueron años antes de que yo pudiera tomar suficiente distancia mental para analizar a que le había dedicado los primeros 30 años de mi vida. Y, me guste o no, la marca e influencia de Plinio seguirán conmigo hasta mis últimos días.

¿Quién era este hombre al que yo, como tantos otros idealistas en muchos países del mundo le dedicamos nuestras vidas durante tantos años? ¿Cuáles eran sus virtudes y defectos que le dieron el poder e influencia que tuvo sobre tanta gente de forma tan completa? Ya han pasado más de diez años de su muerte, y los frutos de su acción continuan bajo distintas apariencias, sea en lo que queda de las TFP originales dispersas por el mundo, sea en la obra que su discípulo preferido, Joao Cla Dias, continuó como los Heraldos del Evangelio.

Alejado tanto en el tiempo como en el espacio de su obra, me propongo hacer un análisis sobre las ideas y personalidad de Plinio para informar a los que les interese el tema.



* * *

Su biografía y vida pública son suficientemente conocidas. Nacido en Brasil el 13 de Diciempre de 1908, en una familia tradicional de San Pablo, Plinio se dedicó de jóven a promocionar las ideas católicas, primero en el campo de la política donde fue Dipitado para una Asamblea Constituyente, pero principalmente como escritor y periodista. Fue líder de la Acción Católica, y más tarde fundó un grupo de gente que empezó a oir sus ideas y eventualmente seguir su liderazgo. Este grupo termió tomando forma a principio de los años 60 como la Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición Familia y Propiedad, organización que en 20 años se había extendico en varios países de Sudamérica, Europa y en Estados Unidos, Sudáfrica, Australia y otros.

Las actividades públicas de la TFP son también conocidas a aquellos que le interese el tema. La organización se autodefinía como un grupo de “laicos católicos anticomunistas” y desarrollaba actividades como campañas callejeras, edición de libros y revistas sobre temas de actualidad, colección de firmas, y otras actividades que buscaban influenciar de alguna manera “la opinión pública” de algún país sobre temas que la TFP consideraba importantes en ese momento.

Aunque oficialmente “co-hermanas y autónomas”, las TFPs del mundo, con el pasar de los años, fueron perdiendo autonomía (para decirlo de alguna manera) ya que cada vez más la influencia que irradiaban Plinio o sus representantes más cercanos era creciente, y desplazaba liderazgos locales en la medida que estos no se alineasen completamente con el espíritu que se vivía en San Pablo, Brasil, donde vivía Plinio y la TFP tenía su presencia más fuerte.

Esto coincidía con cambios internos dentro de la TFP. De hecho, con el pasar de los años, se fueron viviendo varios procesos de “enfervorización” internos. Era como que Plinio y sus seguidores no se conformaban con la etiqueta de “laicos católicos anticomunistas” que los definía, (y hasta cierto punto los protegía de la intromisión de los obispos locales) y necesitaban algo más grandioso, más a la altura de la visión de su propia importancia y del papel que prentedían o les gustaría tener.

Fue así como, desde el principio de la historia de las TFPs, comenzaron a convivir en paralelo una organización que cara al público se dedicaba a actividades compatibles con una lucha ideológica en el terreno político-social, y otra (o más bien otro lado de la misma) que buscaba formas de religiosidad “puertas adentro” que se adecuasen más a la visión que tanto Plinio como sus seguidores teníamos de nuestro papel en la historia.

Inspirados en parte en una interpretación particular del mensaje de Nuestra Señora en Fátima, Plinio y la TFP empiezan a desarrollar una visión de la lucha en la que se querían enmarcar, una visión mucho más amplia que una mera defensa de la propiedad privada, o una lucha contra el divorcio o el aborto. La visión que predomina, ciertamente puertas adentro, es la de una lucha titánica entre el Bien y el Mal, librada en un mundo cuya decadencia ha llegado a un punto con tintes apocalípticos, y donde lo que se está jugando es tan grande (la supervivencia del Bien contra un Mal avasallador y terrenamente omnipotente) que sólo una intervención Divina para destruir el poder de los malos y castigar a la humanidad en una escala quasi diluviana lograría re-establecer una sociedad justa, donde la Iglesia y la Civilización Cristiana florecerían nuevamente durante muchos siglos.

Partes de esta visión no es exlusiva de la TFP. Distintos escritores o grupos católicos o de derecha piensan de forma similar. Pero lo que se dio en la TFP es que estas hipótesis encontraron una caja de resonancia donde ideas de esta naturaleza fueron dejando de ser objetos de curiosidad intelectual para pasar a dictar actitudes y conductas reales que impactaban a los miembros del grupo y su relación con el mundo.

Se formaba de hecho un círculo vicioso donde el rechazo al mundo exterior y puntos de vista que no fueran los aprobados por la institución, generaba un aislamiento y despegue de la realidad, que a su vez traía más ideas descabelladas. No se explica de otra manera, que Plinio pasara de jóven abogado y líder católico a convertirse en su vejez en Dominus Plinius, Profeta Inerrante que como Elías no conocería la muerte y sería llevado en vida al Paraíso. Aquellos de nosotros a los que se nos daba la gracia extraordinaria de estar cerca de tal hombre, no debíamos perder ocasión de venerar cada detalle de su personalidad y admirar cada aspecto de su vida presente y pasada. Por asociación su madre, Lucilia Ribeiro dos Santos era venerada como una santa, y el lugar donde sufrió un accidente automovilístico el 2 de Febrero de 1975 era un punto de peregrinaje para muchos.

Lo triste de esta transformación es que Plinio se colocó en un pedestal insostenible. En la medida que él fuese un líder católico, haciendo lo que pudiera para defender los valores amenazados de la Cristiandad, era merecedor del respeto y de hasta la admiración de sus seguidores o discípulos. El problema fue que, adulado en particular por Joao Cla que desde 1975 fue su principal allegado, Plinio aceptó un papel mucho más ambicioso y a su vez mucho más difícil de sostener: el de Profeta inerrante, y un ser de una santidad y capacidad tales que no era concebible encontrarle errores.

Dicen algunos que el poder corrompe. El poder que Plinio adquirió sobre las almas de sus seguidores gracias a esta estructura interna de culto a su personalidad era absoluto, y su uso cuestionable, tanto más cuando era usado no solo por él en persona sino por gente como Joao Cla, Caio Vidigal, Luiz Nazareno (o el mismo José Antonio de mis muchos cuentos de aventuras), y tantos otros jefes cuyo poder derivaba del suyo. No olvidemos que, dentro de la TFP, se vivía un espíritu de “voto de obediencia” a Plinio, más allá de que técnicamente se profesasen o no votos en el sentido exacto de la palabra. Pero era de uso común la fórmula de emitir una orden “en nombre del Sr. Dr. Plinio”, y el recipiente de esa orden la debía cumplir como si la orden viniese de él…

La entrega que hacíamos los que nos dedicábamos a la TFP era absoluta. Entrar a la TFP no era asociarse a un club de amigos que se reunían una vez por semana a jugar al poker… Entrar a la TFP significaba, en la mayoría de los casos, abandonar familias, carrera profesional y amistades para entregarse a uno mismo a esta “causa” cuyo líder era el Dr. Plinio. El era el único arbitro de lo que era o no era conveniente para cada uno de nosotros. Y la verdad que para aquellos de nosotros en los que él veía un llamado, una vocación (el Thau) para “servir la causa de Nuestra Señora” en los términos planteados por él, no habia otro camino que el marcado por él y su visión de la lucha contrarrevolucionaria, en sus términos. Cualquier cosa menos que una entrega total a esa causa era un acto de tibieza y debilidad.

Por eso es que, si tuviera que definir cual fue su principal defecto, diría yo que fue aceptar la entrega total de un montón de gente que abandonó todo en pos de la causa que él representaba, y una vez que nuestros corazones y conciencias les eran entragados, “tercierizaba”, por así decirlo, su autoridad en manos de otros que ejercían su voluntad y aveces la de ellos mismos, con bastantes pocos escrúpulos y consideraciones.

No voy a listar acá la cantidad de abusos de autoridad y “manejo” de las almas que los subordinados de Plinio hicieron durante años a tanta gente. Este artículo no es sobre ellos. Pero que no quepa duda que en la TFP, o al menos en la “familia de almas” que se formó dentro del armazón de la TFP que se mostraba al mundo, la autoridad venía de él y él era responsable de uso de esa autoridad.

* * *

Es al día de hoy que me pregunto que saldo saco de mi relación con Plinio Correa de Oliveira durante tantos años. Fue su influencia “formadora” o “deformadora”? A más de diez años de su muerte y cien de su nacimiento, que me quedó a mí? Nunca voy a saber como sería yo sin esa influencia, y eso dificulta mucho el análisis de estas preguntas.

Las cualidades humanas de Plinio como hombre de clase, educación, conocedor de la historia, un conversador y narrador de primer nivel, una vida ejemplar en lo religioso y sus conductas públicas y privadas, destellaron durante años, y fueron lo que me atrajo a él. Estoy seguro que en todos estos campos, fue una influencia benéfica en mi vida y le tendré aprecio por esto probablemente mientras viva.

Y por eso mismo lamento mucho que Plinio haya buscado o haya permitido (termina siendo lo mismo) que su persona fuera transformada de líder católico a profeta inerrante. Porque no lo era. Y no necesitaba serlo para “luchar el buen combate” y defender los valores que le eran queridos a él y a tantos otros. Y fue esta transformación la que terminó dandole no sólo a él, pero a sus colaboradores más cercanos que usaban y abusaban de su autoridad, un poder sobre las conciencias que era ejercido sin los equilibrios y contrapesos que muchas veces sí se encuentran en las órdenes religiosas.

Plinio ya ha rendido cuenta de sus acciones. Espero que Dios haya tenido misericordia de su alma, y haya sido premiado por las cosas buenas que hizo. Muchos de sus antiguos seguidores todavia no lo han hecho, y espero que hayan aprendido las lecciones de hasta donde pueden llevar los excesos en el uso de la autoridad sobre las almas de las personas.

Alfonso

Comentarios

Anónimo dijo…
Mis sentimientos exactamente. Muy buen resumen.
Creo que la actitud del Dr. Plinio encuentra su causa y explicación en el progresismo de la Iglesia Brasilera. Dado su inclinación consevadora, fue siendo excluido de su posición de líder prometedor y fue aislado paulatinamente. Ese aislamiento fue llevando a la radicaclización del grupo, lo que fue aprovechado por muchos de los que menciona en una espiral de radicalización que es muy habitual.
La otra cara de la moneda es que el Dr. Plinio no se "acomodó" en el momento inicial al progresismo para preservar su posición de prestigio, lo que es ciertamente un gran punto a su favor. Le atribuyo mérito al hecho de resitir a la presión sólo en el momento inical, ya que posteriormente, una vez que el grupo se hizo cada vez más cerrado, la lógica externa tenía muy poca influencia sobre la conducta interna.
Con un poco de mala espina, sin embargo, voy a mencionar una frase que nos enseñó el mismo Dr. Plinio
"el bien está en la causa íntegra, el mal, en cualquier defecto".
Esperemos que Dios haya sido menos estricto!
Anónimo dijo…
Sabías que en una reunión en San Bento en 1973 alguien le preguntó a Plinio si él pensaba que mataría gente con sus propias manos? Plinio mandó cortar el grabador como era habitual y contestó: "Sim meu filho, espero ben que Nossa Senhora me de a graca! E a participacao do dom de Deus, do dom da Criacao, dar e tirar a vida". Que te parece?
Anónimo dijo…
I'm not surprised, I spend 5 years inside the group and thing like this were the normal

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