La Bagarre Multicolor

Fines de los ’60 a fines de los ‘80 

Una de las cosas que nos molestaba mucho en la TFP era que alguien cuestionase nuestra catolicidad. Por eso, la palabra “católico” nunca estaba excluida de cualquier breve explicación sobre quienes éramos. “Somos un grupo de laicos católicos anti-comunistas…” era la más usada. Asimismo, era muy común encontrar en los documentos escritos del grupo la frase “sometemos nuestra opinión al magisterio de la Iglesia…” o “nos retractaremos de esta opinión si nos muestran que no corresponde a las enseñanzas de la Iglesia” o frases por el estilo. Estas frases eran especialmente populares después de haber concluido un frondoso libro contra algún obispo, y, que yo sepa, el “magisterio” nunca se pronunció oficialmente contra alguno de nuestros documentos. 

Esta fidelidad a las ideas abstracta de “Iglesia”, “Magisterio” o “Papado”, nos daban rienda suelta para criticar a cualquier obispo, cura, Papa o cardenal que en algún punto nos pareciera poco ortodoxo. Nuestra supuesta devoción al Papado, por ejemplo, nos llevaba a cantar con entusiasmo el “Oh Roma Eterna!” pero a comentar que Pablo VI tenia una cara medio demoníaca (el pobre era bastante feo…), que la sonrisa constante de Juan Pablo I era sospechosa, y que Juan Pablo II era claramente un colaborador del régimen comunista… y ni que hablar cuando presidió en Asís un acto ecuménico cuando pusieron un Buda arriba de un sagrario! Horror y vilipendio! 

En fin, así era nuestro catolicismo. Bastante “a la carte”, ya que ciertamente no éramos teólogos ni filósofos, y nos permitíamos seleccionar las doctrinas que mas se prestaban a nuestras ideas e ignorar otras. Con el pasar del tiempo, y a medida que la TFP fue imitando cada vez mas una orden religiosa, este catolicismo “a la carte” se hizo más evidente. ¿Cómo explicar sino que nuestro grupo de laicos hacia votos (promesas bajo pena de pecado mortal) de obediencia (a Plinio), pobreza, castidad y clausura? ¿O que hubiese decidido que los cambios a la misa — el Novus Ordo – introducidos por el Concilio Vaticano II, le daban “sabor de herejía” y que por lo tanto no había que ir más? (Salvo en España, donde se decidió que “la opinión pública no entendería” si la TFP dejaba de ir a misa, y por lo tanto siguieron yendo. ¿En que quedamos?!) 

Para justificar y explicar nuestras posturas (sobretodo para consumo interno), fuimos construyendo también una serie de teorías y visiones de la realidad y el futuro, que encuadrasen con nuestras creencias y las hiciera sustentables. Por ejemplo, para explicar nuestra devoción a la persona del fundador, Plinio, le dábamos el titulo de Profeta y teoretizábamos que no iba a morir nunca. Total, el precedente ya estaba en la Biblia, cuando cuenta que Elías y Enoc fueron llevados por una carroza de fuego, con vida, al Paraíso Terrenal para volver al fin del mundo. ¿Porque no el Dr. Plinio? Era claro para nosotros que su vocación era tan grande (sino más) que la de Elías. Era igualmente claro que no había ningún sucesor en vista. Así que nada más fácil que darle inmortalidad y problema resuelto. 

También teníamos una teoría (y en esta la TFP no estaba sola…) sobre las “fuerzas secretas”, un grupo de hombres dedicados al servicio del demonio que controlaban y planificaban el avance gradual de la “Revolución gnóstica e igualitaria”. Lo que tenía de conveniente la teoría sobre las fuerzas secretas (a veces llamada internamente “la busha”) era justamente que al ser secretas, su poder e influencia eran imposibles de probar, y por lo tanto de discutir. Eso era fundamental, ya que siempre teníamos gran conciencia de nuestra propia importancia, y nos imaginábamos en un constante duelo con estas “fuerzas secretas”, un duelo donde nuestras acciones repercutían en el gran tablero de ajedrez de la realidad contemporánea. Para citar sólo un ejemplo, era verdad de fe en la TFP que gracias a una solicitada de seis u ocho páginas publicada en los grandes diarios del mundo (y financiada con monedas de oro de la madre de Tatton), hicimos fracasar un gran plan revolucionario de expandir el socialismo auto-gestionario de Mitterand a todos los países del mundo. Cualquiera que pretendiese negar esto era un ignorante que no sabia como las fuerzas secretas habían tenido que dar un paso atrás al verse desenmascaradas por nuestra solicitada! 

Otra de las teorías (y esta era casi central a nuestras creencias) era que estábamos a las puertas de un castigo divino, de proporciones casi diluvianas (digo casi porque la Biblia prometió que no iba a haber otro igual). Este castigo seria principalmente para castigar a los malos y tan terrible que terminaría con el poder de las fuerzas secretas. En el proceso, una parte de la humanidad (una parte pequeña) se convertiría y comenzaría una nueva era histórica, “el Reino de María” donde finalmente volveríamos a una versión mejorada de la Edad Media, esa era gloriosa cuando “la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados”, según una frase, creo que de León XIII, muy popular en la TFP. 

Este castigo se conocía internamente bajo el nombre “bagarre”, que aparentemente en francés quiere decir “caos, confusión”. Además de la evidencia diaria que encontrábamos en los diarios y en la calle que la humanidad había llegado mas bajo que nunca, y que “esto no puede seguir así”, el concepto de Bagarre estaba fundado sobretodo en nuestra interpretación del mensaje de Nuestra Señora en Fátima, cuando dijo, entre otras cosas, que “muchas naciones desaparecerán” pero que, “por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”. En un rol de apoyo secundario, en una época también investigamos en la TFP bastantes profecías sobre castigos cataclísmicos, que servían para confirmar nuestra interpretación de las palabras de la Virgen en Fátima. 

Esta creencia era parte de la vida interna de la TFP, prácticamente desde sus comienzos a mediados de los ’60, y afectaba decisiones personales y el modo de ver el mundo de muchos. Una vez que esta visión arraigaba, ¿de que servía hacer planes de largo plazo? Un ejemplo gracioso, fue cuando papá estaba pensando comprarse un auto, y Carlos Viano le recomendó que se compre un Torino en cuotas, “y las cuotas las paga el capeta!” (capeta = demonio). Gracias a Dios papá no siguió el consejo. 

El problema era mantener este estado de permanente expectativa sin que se quebrara la fe subyacente. Hubo varias oportunidades en que la Bagarre “casi” empezó, pero por algún oscuro motivo no se concretó. La guerra árabe-israelí de 1973 fue uno de ellos. Y la Guerra Fría, con tantos misiles atómicos listos, daba amplia oportunidad para tenernos a todos al borde de la silla. 

Otra manera de mantenernos a todos pensando en la Bagarre, fue inventar teorías que usaran el concepto de Bagarre y que sirvieran como “entrada” pero no como “plato principal”. La Bagarre (y digo LA BAGARRE) paso a ser “La Bagarre Roja”. Esa era la Bagarre en serio, la que todos estábamos esperando. Pero como esta no empezó en 1973, las fuerzas secretas empezaron otra Bagarre, la Bagarre Parda. Esta fue consecuencia del boicot petrolero de esa época también, que resultó en escasez de nafta. La Bagarre Parda, o “pardificación” de occidente, era una maniobra de las fuerzas secretas para achicar la distancia entre la pobreza del mundo comunista y la riqueza el mundo capitalista. Y como para implantar la “República Universal” había que emparejar un poco la cosa, de ahí el lanzamiento por el demonio de la Bagarre Parda. 


El problema era que simultáneamente con la Bagarre Parda estaba la Bagarre Azul. La Bagarre Azul era exactamente lo contrario de la Bagarre Parda. Con la Bagarre Azul, el demonio nos quería dar la idea que todo iba bien en el mundo. Que con plata, carrera y éxitos, a la gente le iba a ir bien. Cómo estos dos conceptos diametralmente opuestos convivían en nuestra mente es un tributo a la frondosidad de nuestra imaginación y a la solidez de la estructura de teorías que mantenía todo en pie en nuestra mente! 

La Bagarre Azul – dicho se a de paso – era el proyecto del “demonio mantenedor”, un demonio especial que quería hacer todo lo posible para que las cosas se mantengan como estaban, y así seguir mandando almas al infierno al por mayor y postergar la llegada inevitable de la Bagarre (Roja esta vez) que terminaría con su reino en el mundo. 

Roja, Parda, Azul… lo peor es que en el fondo de mi memoria hay un par de Bagarres más dando vueltas por ahí que ya no recuerdo. No me cabe duda que los herederos ideológicos de la TFP, a su manera, siguen esperando. De mi parte, hace años que estoy viviendo mi propia bagarre, en el sentido literal de la palabra francesa… Nada como la vida diaria de familia (y ni que hablar con un chico autista!) para mandarlo a uno de lleno a una realidad (aunque sea parcial) de caos y confusión. Ya ni tiempo tengo para elucubrar teorías de grandeza, ni imaginarme en la torre de un castillo en el Reino de María! Es verdad que cada tanto sueño con que puedo leer un libro tranquilo, como lo hacia oyendo música en las bibliotecas de las muchas sedes de la TFP en que viví. Pero, la verdad sea dicha, no lo cambio a ninguno de mis chicos (ni a mi mujer, no olvidemos!) con sus bagarres correspondientes, por mis sueños (o delirios) del pasado. 

Alfonso

Comentarios

anakim dijo…
Caro amigo ex membro de la TFP: todavía no he tenido la oportunidad de leer enteramente a su testigo de los tiempos en que estuvistes con el grupo, por lo tanto, no he podido todavía hacer juicio sobre el contenido y tampoco sobre sus tendencias actuales. Pero lo haré lo antes posible. Soy un miembro de la fallecida "Saúde" y de los Eremos que ha viajado muchos países del mundo en los años 90 en las llamadas "missiones apostólicas" que de apostólicas teniam casi nada, bajo la mano de acero de JC, el que para mí jamás será un Cura, no importa lo que me digam los vendidos de la Iglesia... te invito a intercambiar impressiones del pasado, caso lo quieras, si?

Saludos!

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