Primera Visita de mis Suegros
Lake Tahoe, Frontera entre California y Nevada, Enero 2003
La verdad que cuando decidimos irnos de Argentina, allá por octubre del 2001, sabíamos que nos íbamos "con una mano atrás y otra adelante", como dicen. Y ni plata para el pasaje teníamos, sobretodo después que nuestros inquilinos "chantas" decidieron estafarnos con el precio de venta del Peugeotín (más sobre este tema algún otro día). Así que cuando mi suegro Víctor ofreció regalarnos un montón de millas que venía acumulando con American Airlines gracias a su uso de la tarjeta de crédito, le agradecimos profusamente y con esas millas compramos el pasaje de Dolores y parte de los pasajes para los chicos.
Cómo nos fuimos instalando en California es otro cuento, pero baste decir que pasados algunos meses, y habiendo estabilizado nuestra situación financiera, quisimos de alguna manera agradecer el gesto de Víctor y se nos ocurrió pagarles pasajes a él y a mi suegra Dolores para que pasen unas semanas en París. Pensamos en París porque ahí vive una prima de Víctor, Cristina, con quien seguramente podrían quedarse y así abaratar los costos de viaje. Y, además, Víctor nunca había estado en Europa y nos parecía que la iba a disfrutar muchísimo. Pero por una razón u otra, el viaje a París nunca salió. Creo que nunca se terminaron de compatibilizar los tiempos de todos los involucrados. Así que no fue gran sorpresa cuando decidieron venir a visitarnos a California y conocer al primer nieto Californiano, Nicolás.
Sabiendo que tendríamos que apretarnos como sardinas en nuestro minúsculo departamento en Chino, CA (izquierda), también trajeron abajo del brazo una semana de estadía en un tiempo compartido de la cadena de RCI. El lugar queda en Lake Tahoe, un lago muy del estilo de los lagos del sur argentino, ubicado en la frontera de California y Nevada donde allá por los años sesenta, si no me equivoco, se celebraron las olimpíadas de invierno.
Durante un par de semanas previas al viaje, a mediados de enero, seguíamos con atención el informe meteorológico, ya que grandes nevadas estaban cayendo por toda es zona, cortando rutas de acceso y imposibilitando el viaje. Pero cuando llegó el momento, pudimos viajar sin inconveniente, en una magnífica ruta panorámica (la Highway 395) desde donde apreciamos primero en desierto del Mohave con sus
montañas de varios colores y más adelante las estribaciones de las Sierras Nevadas, haciendo honor a su nombre, copiosamente nevadas. Y gracias a Dios nunca tuvimos que usar cadenas en las ruedas. Mejor porque habiendo llegado a Lake Tahoe me di cuenta que nos habíamos olvidado en casa las cadenas nuevitas compradas para el viaje...
Pasamos una semana muy agradable en un lugar llamado Incline Village, del lado de Nevada del lago. Como no podía ser de otra manera, mis suegros se encontraron con un chico argentino en misa, hijo de unos conocidos, que estaba dando clases de esquí. La foto que publico más arriba nos muestra junto al lago, que circundamos en su totalidad una vez. Festejamos el cumpleaños de Victoria primero con una hamburguesa en MacDolands y después en la cabaña, jugamos a una variante del Scrabble llamada “Upwords”, no faltaron el whiski, muchas fotos digitales, tirarse por la nieve en trineos y pasarla muy bien, conversando mucho y compartiendo lugares muy lindos.
La única nota mala del viaje fue cuando caminando las veredas de Carson City en Nevada, Dolores madre se tropezó con tal mala suerte que se fracturó la muñeca. (Como la vemos en la "instantánea", !no estaba muy feliz!) Usamos primero un paquete de primeros auxilios que teníamos en la camioneta, y nos contactamos con el seguro de viaje comprado por Víctor antes del viaje. Como ya estábamos a punto de volver a Chino, ahí fuimos y eventualmente la revisaron a Dolores y le pusieron un yeso. Un yeso blanco cualquiera, y después me enteré que Dolores se arrepintió de no haber elegido un amarillo fosforescente o naranja chillón... Le hubiera dado de regreso a Buenos Aires algo más “californiano” para comentar.
Tenemos muchos más recuerdos de este viaje, y en su debido tiempo irán saliendo. Por ahora baste decir la visita cumplió su propósito de reunir la familia – particularmente después de la muerte de José – y para que los nietos estrechen vínculos con los abuelos. Y porque no admitirlo, yo también la pasé muy bien, ya que siempre la paso bien con mis suegros, especialmente cuando los tengo para mí y no tengo que competir con la vida muy intensa de su casa en San Isidro, siempre con tantos chicos no tan chicos, horarios a cumplir y... bueno, mejor no irse por las ramas.
Alfonso
La verdad que cuando decidimos irnos de Argentina, allá por octubre del 2001, sabíamos que nos íbamos "con una mano atrás y otra adelante", como dicen. Y ni plata para el pasaje teníamos, sobretodo después que nuestros inquilinos "chantas" decidieron estafarnos con el precio de venta del Peugeotín (más sobre este tema algún otro día). Así que cuando mi suegro Víctor ofreció regalarnos un montón de millas que venía acumulando con American Airlines gracias a su uso de la tarjeta de crédito, le agradecimos profusamente y con esas millas compramos el pasaje de Dolores y parte de los pasajes para los chicos.
Cómo nos fuimos instalando en California es otro cuento, pero baste decir que pasados algunos meses, y habiendo estabilizado nuestra situación financiera, quisimos de alguna manera agradecer el gesto de Víctor y se nos ocurrió pagarles pasajes a él y a mi suegra Dolores para que pasen unas semanas en París. Pensamos en París porque ahí vive una prima de Víctor, Cristina, con quien seguramente podrían quedarse y así abaratar los costos de viaje. Y, además, Víctor nunca había estado en Europa y nos parecía que la iba a disfrutar muchísimo. Pero por una razón u otra, el viaje a París nunca salió. Creo que nunca se terminaron de compatibilizar los tiempos de todos los involucrados. Así que no fue gran sorpresa cuando decidieron venir a visitarnos a California y conocer al primer nieto Californiano, Nicolás.

Durante un par de semanas previas al viaje, a mediados de enero, seguíamos con atención el informe meteorológico, ya que grandes nevadas estaban cayendo por toda es zona, cortando rutas de acceso y imposibilitando el viaje. Pero cuando llegó el momento, pudimos viajar sin inconveniente, en una magnífica ruta panorámica (la Highway 395) desde donde apreciamos primero en desierto del Mohave con sus

Pasamos una semana muy agradable en un lugar llamado Incline Village, del lado de Nevada del lago. Como no podía ser de otra manera, mis suegros se encontraron con un chico argentino en misa, hijo de unos conocidos, que estaba dando clases de esquí. La foto que publico más arriba nos muestra junto al lago, que circundamos en su totalidad una vez. Festejamos el cumpleaños de Victoria primero con una hamburguesa en MacDolands y después en la cabaña, jugamos a una variante del Scrabble llamada “Upwords”, no faltaron el whiski, muchas fotos digitales, tirarse por la nieve en trineos y pasarla muy bien, conversando mucho y compartiendo lugares muy lindos.

Tenemos muchos más recuerdos de este viaje, y en su debido tiempo irán saliendo. Por ahora baste decir la visita cumplió su propósito de reunir la familia – particularmente después de la muerte de José – y para que los nietos estrechen vínculos con los abuelos. Y porque no admitirlo, yo también la pasé muy bien, ya que siempre la paso bien con mis suegros, especialmente cuando los tengo para mí y no tengo que competir con la vida muy intensa de su casa en San Isidro, siempre con tantos chicos no tan chicos, horarios a cumplir y... bueno, mejor no irse por las ramas.
Alfonso
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