Aromas...


Y viceversa... El trabajo del alma, el trabajo intelectual y las luchas de la voluntad, tienen repercusiones sobre el cuerpo... Me acuerdo de un episodio que me impactó mucho... Ocurrió cuando cursaba "Textos IV"...
En mi carrera existía una materia que se llamaba "Lectura y comentario de textos..." en la que leíamos un texto de algún autor correspondiente al período histórico que estábamos estudiando... Así en "Textos I" leímos algunas obras de Platón porque estábamos estudiando "Historia de la Filosofía Antigua"... en "Textos II" leímos Santo Tomás, en "Textos III" leímos a Kant (fue gracias a esta materia que yo aprobé Historia de la Filosofía Moderna... porque estaba tan saturada de Kant al final del año que no lo preparé para el final de Historia... y tuve tan mala suerte que me tocó ese autor para exponer en el examen final... la lectura profunda y exhaustiva durante un año del autor me sirvieron para poder sortear las preguntas del tribunal examinador.. ufff!!) Y en "Textos IV" leímos a Heidegger como complemento de los estudios de Historia de la Filosofía Contemporánea... Nuestro profesor de Textos IV se llamaba Corona y había estudiado en Alemania... Bajito, con un look muy europeo para vestir (polera y saco por ej), de voz suave, se refugiaba en el último rincón de la Facultad para estudiar... literalmente, tenía su oficina en el subsuelo detrás de la biblioteca y en la última esquina del edificio, era el último rincón habitado... Era un profesor un poco controvertido que siempre estaba haciendo equilibrio al filo de la ortodoxia tomista requerida por la Facultad... Su hijo, que se creía mil, estaba un par de años abajo mío estudiando Filosofía y en ese momento de novio con una de mis amigas... otro personaje!!

Pero volviendo a Heidegger... Ese fin de semana terminé con dolor de espalda de tanto estar sentada en una dura silla, tensa y expectante, siguiendo la disertación de Corona... Era un hombre que se posesionaba... hablaba suavemente e iba subiendo el tono a medida que el clima se iba poniendo más intenso... usaba mucho las manos para poder transmitirnos los matices de los conceptos y de los términos que el idioma alemán le proporcionaban al autor... Siempre fui un tronco para los idiomas y el alemán no estaba entre mis posibilidades... por eso no me animo ni siquiera a transcribir las palabras "clave" del pensamiento del autor... De Heidegger se dice que fue el trasfondo ideológico del nacionalsocialismo... y no creo que esté muy lejos de la verdad... Pasado el seminario estábamos metidos de lleno en su doctrina...
Un día estábamos en clase de Textos... seguía con profundo interés las explicaciones acerca de cómo el sujeto entraba en contacto con el mundo exterior y lo interiorizaba, cómo se daba esa fusiòn con un Sujeto abarcador que dotaba de sentido lo que veíamos... y toda la dinámica sujeto-objeto... Yo estaba sentada sobre el borde de la silla, los ojos fijos en el profesor (se posaban en sus manos, en su rostro...), casi se podía escuchar el ruido de las neuronas procesando toda la información, el corazón me latía aceleradamente... estaba profundamente apasionada... recuerdo la sensación dura del borde del asiento, la espalda inclinada hacia adelante pero tensa... El profesor nos iba guiando hacia la comprensión del Idealismo que nos proponía Heidegger... era una plenitud personal, de intelecto y cuerpo, en armónica conjución, hacia la aprehensión de la Idea... En eso el profesor nos dijo que para poder entender a fondo teníamos que dar un salto al vacío y confiar en que tenía sentido lo que decía el autor... me sentía parada al borde de un abismo... habíamos llegado a un punto en que no estábamos analizando las explicaciones de Heidegger acerca del mundo a "nuestra mano" sino que teníamos que dejar de lado nuestras percepciones y "confiar" en la guía de Heidegger... antes de llegar a analizar lo que estaba pasando, antes de que mente procesara la información y sus consecuencias... sentí vértigo... pero vértigo de verdad... esa sensación en la boca del estómago mezcla de vacío y atracción... fue raro y feo... me deslicé hacia atrás en la silla hasta que sentí el respaldo contra mi columna... crucé los brazos y pensé "yo no salto!!"... y ahí mi mente empezó a trabajar a toda máquina.... lo que el autor, y el profesor, me estaban pidiendo era un acto de fe... un acto de fe en un autor cuyas ideas habían terminado justificando la invación de Polonia, la Segunda Guerra Mundial, los campos de concentración en Europa, el asesinato y la destrucción.... Fe y adhesión... eso no era Filosofía...
Lo que más me llamó la atención al analizar todo el suceso, fue que mi cuerpo reaccionó primero... mi mente tardó un poco más en percibir las implicancias de lo que estaba oyendo... O al menos así me pareció a mí... Seguí la materia... la aprobé con todos los honores... siempre conté con la estima del profesor... pero nunca más sentí esa devoción por él que había sentido en algún momento... es un hombre muy inteligente, muy serio en el estudio, pero que perdió la conexión con el mundo real...
Es muy lindo percibir esa unidad indescifrable, indestructible, compleja y aún ignota entre nuestro cuerpo y nuestra espíritu... Realmente es lindo... Otra experiencia única de esa unión se da con la maternidad... pero eso da para otro artículo....
Dolores
Comentarios
Gracias por el comentario. No te contesto personalmente porque no tengo tu direccion de mail.
Saludos!
Alfonso