Primera Gran Mudanza

Puerto Trinidad, 10 de Octubre 2000

La verdad es que la mudanza ha sido como ordenar los restos de un terremoto. Nunca pensé que se podían acumular tantas cosas en tan poco tiempo. Llevábamos dos años viviendo en el departamento y, a pesar de que era chiquito, ¡qué cantidad de cosas habíamos juntado!

Me dio mucha pena dejar el departamentito donde empezamos nuestra vida de casados. Son tantas las cosas vividas ahí que dejé unos lagrimones cuando pasé la escoba por última vez, sin muebles y lleno de recuerdos.

Pero ahora estamos en la casa nueva, construida por nosotros con tanta ilusión, y tengo mucho trabajo. Para empezar tengo que coser cortinas, ¡urgente! Las ventanas no tienen persianas y en cuanto sale el sol invade nuestros cuartos. Eso hace que los chicos se despierten a las cinco y media de la mañana... y nosotros junto con ellos.

En cada ambiente de la casa hay cajas a medio abrir. Cada vez que necesito algo empiezo a leer las etiquetas para ver en qué caja lo puedo encontrar... Es de locos. Y cuando lo termino de usar lo guardo en alguno de los mil lugares disponibles. Pero lo que me pasa después es que no me acuerdo dónde lo había puesto y me la paso abriendo cajones y puertas sin encontrar lo que ya saqué de la caja una vez. Por suerte pusimos muchos armarios en la cocina. Es tan lindo tener espacio donde guardar todo...

A medida que voy sacando las cosas me acuerdo de la persona que nos hicieron ese regalo. La verdad es que casi todo son regalos de casamiento y no necesito mirar la lista que hice en su momento, para saber quién fue el amigo o familiar que nos facilitó eso... Así me siento rodeada de la gente que nos quiere y que nos ayudó a instalar nuestra casa.

Bueno, sigo con el relato... Llegamos y armamos las camas. Enseguida le di de comer al bebito y a Victoria, y preparé un copetín para nosotros. Y nos fuimos a dormir exhaustos de tanto trabajar. Al día siguiente empezamos a desembalar y poner las cosas en su lugar. Yo como soy tan ansiosa quiero tener todo listo desde el primer momento, pero mi marido me insta a tomarme las cosas con calma. Siento al gordo en el cochecito y abro cajas y cajas sin parar. Estoy un poco mareada con tanto cambio. Me ilusiona mucho instalar la casa que soñamos durante tanto tiempo.. Al mismo tiempo me da un poco de miedo dar el paso... ya no es un sueño, ahora es “realidad”. A veces me encuentro dialogando internamente con mis amigas acerca de lo que podría hacer, o discutiendo con imaginarios críticos de lo que pongo o dejo de poner. ¿Será que estoy medio loca? ¿O es lo más normal del mundo? Yo me inclino más por la segunda opción...

Y esto de la decoración me lleva de nuevo a las cortinas. Elegí un género muy lindo amarillo para el cuarto de nuestro hijo, y uno con flores violetas para el nuestro. Todas las cortinas van forradas con “blackout” para que no pase la luz. El jefe de la casa está poniendo los barrales mientras yo preparo la costura. Anoche, para poder dormir pegamos el “blackout” con cinta sobre los vidrios. Además de impedir el paso de la luz (los raudales de luz que entran acá por las mañanas) nos dan privacidad por las noches. No es que haya mucha gente circulando, pero es más cómodo...

Pusimos el escritorio con la computadora en nuestro cuarto, justo debajo de la ventana. La cama mira a la chimenea y tiene de un lado la pared de los roperos y del otro la puerta ventana y la ventana enorme que ilumina mi escritorio. Estamos pensando poner la televisión en nuestro cuarto porque no nos gusta nada como queda en el living (Además, hay tantas ventanas que no hay un rincón donde ponerla y que no le dé el reflejo de la luz...) Como el cuarto es súper grande todos los muebles lucen mucho más. La combinación de géneros del volado de la cama, el acolchado y las cortinas futuras queda bárbara. En un costado del escritorio se apilan las cajas con libros y adornos del cuarto. Vamos a poner una biblioteca chiquita para tener a mano los libros que más uso yo. Algunos de cocina, de cuidado de la casa y de los chicos... y todo ese tipo de material.

En el cuarto de los chicos pusimos la cuna, la cama de la gorda, una cómoda y un ropero. Los dos muebles los compre sin pintar para poder decorarlos con motivos infantiles cuando termine con lo elemental de la instalación. Todavía no elegimos las lámparas que vamos a poner y las bombitas cuelgan de los cables... queda muy feo pero ya llegará el momento. No quisimos apurarnos a elegir sin haber vivido un poco en la casa y tener una idea más precisa de lo que necesitamos. Como dice siempre mi mamá “nada hay más definitivo que lo provisorio”... así que preferimos las bombitas a las que nunca nos vamos a acostumbrar, antes que unas lámparas “provisorias” a las que te acostumbrás y no las cambiás nunca más.

Todavía no sabemos dónde vamos a poner la mesa del comedor. Por ahora no la movemos (pesa una tonelada...) pero sabemos que la vamos a cambiar de lugar. Lo mismo nos pasa con los sillones... No estamos muy decididos acerca del lugar de los muebles.

Dolores

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