Despedidas con arte
San Isidro, Febrero 2002
Hacía bastante tiempo que mi tío Hernán luchaba contra el cáncer. Pero sus esfuerzos no eran suficientes para ganarle a una enfermedad realmente horrible. Un buen día, yo no estaba presente, mi hermano Juan Manuel y mi tía María tuvieron la idea de organizar una muestra con las fotos que Hernán había ido tomando los años que llevaba viviendo en el Tigre. Durante algunos años de su juventud se había dedicado profesionalmente a la fotografía. Pero después la había cambiado por otras actividades más lucrativas. Siguió sacando fotos como hobby y tenía algunas realmente muy buenas. Su sentido estético era sublime!
De a poco se fue sumando gente a la organización. A medida que “la muestra” progresaba, la salud de Hernán se deterioraba al punto que llegamos a pensar que no iba a llegar vivo al día de la exposición. Las fotos las enmarcó él mismo con Miki en una direccion que les dió Margarita Rueda, y Guillermo y Dany se encargaron de diseñar cómo iban a ir colgadas, con ese estilo tan moderno y super fino que tienen los dos. Los unía con Hernán una amistad de muchos años, muchos años.
Finalmente se fijó un lugar y una fecha: una librería en San Isidro que contaba con una zona para “eventos” en un día de febrero.
Llegó el día y mis suegros, con la generosidad que los caracteriza, se ofrecieron a llevarme en auto a San Isidro y quedarse con mis dos hijos mientras yo participaba de la reunión. Alfonso ya estaba en California buscando trabajo y yo vivía en casa de su primo Cosme. Ahí partimos... me dejaron en la puerta de la librería y se fueron a pasear con los chicos.
Me dirigí al fondo del salón y pude ver las fotos colgadas de las paredes... agrupadas por orden cronológico y temático... Había unas fotos lindísimas del Tigre (tema de la muestra)... pero un panel acaparó mi atención, no solo por su valor artístico sino por el contenido histórico... Mamá y Pedro se habían encargado de escanear fotos y artículos y fue una sorpresa para Hernán que no sabía que lo estaban armando... sobre una mesa reposaba Jacinto, un burro de paja que mamá compró en Florencia allá por el año 64 y con el cual empezó una colección de burros que hoy tiene ejemplares muuuy variados. De cuerpo chico y cabeza grandísima, coronada con sus orejotas inmensas, Jacinto se veía bastante avejentado... Detrás del burro había una foto de mamá y Miky en Pamplona donde se habían conocido... las dos mujeres jóvenes, lindas y sonrientes se asomaban por dos ventanitas antiguas y chiquitas de un edificio... una rubia con rodete, la otra con melena marrón rojizo cortada a la altura de la mandíbula... las dos sonreían divertidas... Esa foto es un cuadro!!!! Y junto a las fotos de sus tiempos de estudiantes, recortes de diarios y una serie de fotografías que iban mostrando en imágenes la vida que habían llevado Hernán y Miky desde que se conocieron en España. Ahí estaban mis primos creciendo... y con ellos, mis hermanos y yo... mis padres... era una síntesis de mi infancia... qué emocionante fue observar cada detalle!!!!!!
Empezó a llegar gente y ya no pude mirar más fotos porque la charla y los saludos me lo impidieron... me sentía como en un casamiento... porque en los casamientos uno se encuentra con parientes, amigos y conocidos que no ves con frecuencia y puede saludarlos otra vez... Tíos, primos, tíos segundos, amigos de añaaares... Hasta Pepe Sakima estaba ahí!!! Y se acercó a saludarme!!! Cómo me reconoció no lo sé... la última vez que lo había visto yo tendría 6 años... y ahora tenía 32, estaba embarazada y no me veía como a los 6... Le di un gran abrazo!!!
Más y más gente.. en eso llegó Hernán... usaba la silla de ruedas de mi hermano José... lo empujaba Teresa, su hija... Tenía puesto un buzo de polar a pesar de que era verano y no hacía frío... cuando lo abracé entendí el porqué, debajo del buzo no quedaban más que huesos en ese cuerpo que fuera alguna vez el de un hombre fuerte y muy buenmozo... Sonreía... me dio un beso y me dijo “hay que hacer lo que Dios nos pide... es lo más importante.. es lo único importante” y me miró con sus ojazos verdes llenos de lágrimas “cuidáte Lola” y la gente que esperaba para saludarlo arrebató su atención...
Besos, abrazos, saludos.... Era de no parar!!!! Me pegué a mi madre para darle apoyo... cada encuentro era una descarga emocional grande... para ella y para mí... cuanta gente querida y conocida... decenas... cientos... muchísima gente... no había espacio para moverse dentro de la librería... Todos estábamos ahí para despedirnos de Hernán y decirle que lo queríamos... En eso estaba yo escuchando un discurso (el que hablaba era Angel Nuñez, amigo de colegio Salvador en la secundaria y fiel, aunque en la otra orilla politica, hasta el final. Lo defendió en el Pami para que nadie se atreviera a tocarlo o correrlo) cuando alguien me tocó el hombro... “Lola, cómo estás tanto tiempo?!” Me di vuelta y encontré a un hombre, joven, de mi estatura, con mucho pelo en la cara (pelo, barba, bigote y patillas se confundían en una masa) y en medio de la maraña capilar un par de ojos marrones chispeantes de picardía... “Carlos!!! Qué gustazo verte!!! Viniste!!!” “cómo no iba a venir.. Hernán es un gran amigo” “Qué es de tu vida? Te veo muy embarazada!!” “me contaron que tu restaurante es un éxito total y que se come muy bien...” Bolsa de lana ecuatoriana, guitarra cruzada sobre la espalda, ropas negras y zapatillas chinas... todo un look hippie y bohemio... Chau, chau... Y me acerqué a la barra para firmar el libro de visitas.. ahí me encontré con Fernando y Daniel, amigos de mi padre, abogados los dos de pocos pelos blancos sobre sus cabezas... “Lola me podés decir quién era el hippie ese que saludaste con tanto entusiasmo?” “Ese? Es Carlos BV! Primo de mi marido...” “Ese tipo es primo de Alfonso!!!!!!!???????????” y sus caras de asombro son algo que no olvidaré nunca!!! Jajajajajajajaajajajaja... Y les conté cómo Carlos había sido novio de mi prima y desde entonces se había hecho muy amigo de Hernán...
En eso encontré a mi prima Micaela... Estaba en el fondo del local... lejos de sus padres, hermanos y conocidos... con el novio de turno a su lado.. me acerqué a saludar a mi prima-amiga del alma de la infancia... su novio me resultó insoportable.. medio segundo y una corriente de rechazo brotó en ambas direcciones... la saludé y le dije “me voy a vivir a USA pronto y no sé si nos volveremos a ver... Cuidáte!!!” Chau, chau...
Cada tío... cada amigo... cada primo... cada saludo y cada beso eran una despedida mía también... yo me iba y tenía la certeza de que a muchas de esas personas queridas a las que estaba saludando, no las vería nunca más... Y a todas las conocía... y todas formaban parte de mi infancia y juventud... Cuánto cariño se respiraba en ese lugar!!!!
Al final me pasaron a buscar... me despedí de los que tenía cerca mientras sonaban los acordes de un grupo musical... Me subí al auto de mi suegro, callada y meditabunda, y volvimos al Centro.
Fue tan linda esa muestra, que Hernán recuperó las ganas de vivir y con ello las fuerzas físicas... Hacía muchísimo tiempo que no se lo veía tan bien... Antes de la muestra no sabíamos si Hernán llegaba al día... Pasaban los meses y Hernán se sentía como nunca... Pero finalmente le llegó el momento de dejar este mundo y murió en Junio.
El era mi padrino. Marcó mi infancia como no lo hizo ningún otro tío. Lo quise muchísimo! Y me alegro mucho de que haya podido despedirse por todo lo alto de la gente que lo quiso.
Dolores
Hacía bastante tiempo que mi tío Hernán luchaba contra el cáncer. Pero sus esfuerzos no eran suficientes para ganarle a una enfermedad realmente horrible. Un buen día, yo no estaba presente, mi hermano Juan Manuel y mi tía María tuvieron la idea de organizar una muestra con las fotos que Hernán había ido tomando los años que llevaba viviendo en el Tigre. Durante algunos años de su juventud se había dedicado profesionalmente a la fotografía. Pero después la había cambiado por otras actividades más lucrativas. Siguió sacando fotos como hobby y tenía algunas realmente muy buenas. Su sentido estético era sublime!
De a poco se fue sumando gente a la organización. A medida que “la muestra” progresaba, la salud de Hernán se deterioraba al punto que llegamos a pensar que no iba a llegar vivo al día de la exposición. Las fotos las enmarcó él mismo con Miki en una direccion que les dió Margarita Rueda, y Guillermo y Dany se encargaron de diseñar cómo iban a ir colgadas, con ese estilo tan moderno y super fino que tienen los dos. Los unía con Hernán una amistad de muchos años, muchos años.
Finalmente se fijó un lugar y una fecha: una librería en San Isidro que contaba con una zona para “eventos” en un día de febrero.
Llegó el día y mis suegros, con la generosidad que los caracteriza, se ofrecieron a llevarme en auto a San Isidro y quedarse con mis dos hijos mientras yo participaba de la reunión. Alfonso ya estaba en California buscando trabajo y yo vivía en casa de su primo Cosme. Ahí partimos... me dejaron en la puerta de la librería y se fueron a pasear con los chicos.
Me dirigí al fondo del salón y pude ver las fotos colgadas de las paredes... agrupadas por orden cronológico y temático... Había unas fotos lindísimas del Tigre (tema de la muestra)... pero un panel acaparó mi atención, no solo por su valor artístico sino por el contenido histórico... Mamá y Pedro se habían encargado de escanear fotos y artículos y fue una sorpresa para Hernán que no sabía que lo estaban armando... sobre una mesa reposaba Jacinto, un burro de paja que mamá compró en Florencia allá por el año 64 y con el cual empezó una colección de burros que hoy tiene ejemplares muuuy variados. De cuerpo chico y cabeza grandísima, coronada con sus orejotas inmensas, Jacinto se veía bastante avejentado... Detrás del burro había una foto de mamá y Miky en Pamplona donde se habían conocido... las dos mujeres jóvenes, lindas y sonrientes se asomaban por dos ventanitas antiguas y chiquitas de un edificio... una rubia con rodete, la otra con melena marrón rojizo cortada a la altura de la mandíbula... las dos sonreían divertidas... Esa foto es un cuadro!!!! Y junto a las fotos de sus tiempos de estudiantes, recortes de diarios y una serie de fotografías que iban mostrando en imágenes la vida que habían llevado Hernán y Miky desde que se conocieron en España. Ahí estaban mis primos creciendo... y con ellos, mis hermanos y yo... mis padres... era una síntesis de mi infancia... qué emocionante fue observar cada detalle!!!!!!
Empezó a llegar gente y ya no pude mirar más fotos porque la charla y los saludos me lo impidieron... me sentía como en un casamiento... porque en los casamientos uno se encuentra con parientes, amigos y conocidos que no ves con frecuencia y puede saludarlos otra vez... Tíos, primos, tíos segundos, amigos de añaaares... Hasta Pepe Sakima estaba ahí!!! Y se acercó a saludarme!!! Cómo me reconoció no lo sé... la última vez que lo había visto yo tendría 6 años... y ahora tenía 32, estaba embarazada y no me veía como a los 6... Le di un gran abrazo!!!
Más y más gente.. en eso llegó Hernán... usaba la silla de ruedas de mi hermano José... lo empujaba Teresa, su hija... Tenía puesto un buzo de polar a pesar de que era verano y no hacía frío... cuando lo abracé entendí el porqué, debajo del buzo no quedaban más que huesos en ese cuerpo que fuera alguna vez el de un hombre fuerte y muy buenmozo... Sonreía... me dio un beso y me dijo “hay que hacer lo que Dios nos pide... es lo más importante.. es lo único importante” y me miró con sus ojazos verdes llenos de lágrimas “cuidáte Lola” y la gente que esperaba para saludarlo arrebató su atención...
Besos, abrazos, saludos.... Era de no parar!!!! Me pegué a mi madre para darle apoyo... cada encuentro era una descarga emocional grande... para ella y para mí... cuanta gente querida y conocida... decenas... cientos... muchísima gente... no había espacio para moverse dentro de la librería... Todos estábamos ahí para despedirnos de Hernán y decirle que lo queríamos... En eso estaba yo escuchando un discurso (el que hablaba era Angel Nuñez, amigo de colegio Salvador en la secundaria y fiel, aunque en la otra orilla politica, hasta el final. Lo defendió en el Pami para que nadie se atreviera a tocarlo o correrlo) cuando alguien me tocó el hombro... “Lola, cómo estás tanto tiempo?!” Me di vuelta y encontré a un hombre, joven, de mi estatura, con mucho pelo en la cara (pelo, barba, bigote y patillas se confundían en una masa) y en medio de la maraña capilar un par de ojos marrones chispeantes de picardía... “Carlos!!! Qué gustazo verte!!! Viniste!!!” “cómo no iba a venir.. Hernán es un gran amigo” “Qué es de tu vida? Te veo muy embarazada!!” “me contaron que tu restaurante es un éxito total y que se come muy bien...” Bolsa de lana ecuatoriana, guitarra cruzada sobre la espalda, ropas negras y zapatillas chinas... todo un look hippie y bohemio... Chau, chau... Y me acerqué a la barra para firmar el libro de visitas.. ahí me encontré con Fernando y Daniel, amigos de mi padre, abogados los dos de pocos pelos blancos sobre sus cabezas... “Lola me podés decir quién era el hippie ese que saludaste con tanto entusiasmo?” “Ese? Es Carlos BV! Primo de mi marido...” “Ese tipo es primo de Alfonso!!!!!!!???????????” y sus caras de asombro son algo que no olvidaré nunca!!! Jajajajajajajaajajajaja... Y les conté cómo Carlos había sido novio de mi prima y desde entonces se había hecho muy amigo de Hernán...
En eso encontré a mi prima Micaela... Estaba en el fondo del local... lejos de sus padres, hermanos y conocidos... con el novio de turno a su lado.. me acerqué a saludar a mi prima-amiga del alma de la infancia... su novio me resultó insoportable.. medio segundo y una corriente de rechazo brotó en ambas direcciones... la saludé y le dije “me voy a vivir a USA pronto y no sé si nos volveremos a ver... Cuidáte!!!” Chau, chau...
Cada tío... cada amigo... cada primo... cada saludo y cada beso eran una despedida mía también... yo me iba y tenía la certeza de que a muchas de esas personas queridas a las que estaba saludando, no las vería nunca más... Y a todas las conocía... y todas formaban parte de mi infancia y juventud... Cuánto cariño se respiraba en ese lugar!!!!
Al final me pasaron a buscar... me despedí de los que tenía cerca mientras sonaban los acordes de un grupo musical... Me subí al auto de mi suegro, callada y meditabunda, y volvimos al Centro.
Fue tan linda esa muestra, que Hernán recuperó las ganas de vivir y con ello las fuerzas físicas... Hacía muchísimo tiempo que no se lo veía tan bien... Antes de la muestra no sabíamos si Hernán llegaba al día... Pasaban los meses y Hernán se sentía como nunca... Pero finalmente le llegó el momento de dejar este mundo y murió en Junio.
El era mi padrino. Marcó mi infancia como no lo hizo ningún otro tío. Lo quise muchísimo! Y me alegro mucho de que haya podido despedirse por todo lo alto de la gente que lo quiso.
Dolores
Comentarios
He descubierto su blog buscando en Google por la TFP, de la cual fui miembro (más bien de la asociación que "derivó" de ella, los Heraldos del Evangelio) y me he devorado las entretenidas anécdotas TFPianas de Alfonso y las más domésticas de Dolores. Sigan así, aquí tienen un lector asiduo.
Saludos desde el otro lado de la cordillera :)