Famosa Tesis...

Buenos Aires, 1991-1995

Si bien tengo muy pocas cosas para criticar de mi paso por el Opus Dei, el modo como me “apuraron” en mis estudios universitarios es una de esas cosas criticables. Por razones de disponibilidad, yo rendía exámenes a “troche y moche”, y la verdad es que hubiera aprovechado mucho más mi carrera, de haberla hecho con más calma. Por eso, para terminar lo más rápido posible y estar “disponible para lo que hiciera falta”, cuando yo cursaba el quinto y último año de carrera, adelanté los seminarios correspondientes a la Licenciatura y empecé una de las Tesis. El esquema de mi carrera estaba armado para poder obtener dos títulos universitarios diferentes (aunque compatibles). El alumno podía recibirse de “Profesor” habiendo agregado algunas materias pedagógicas y prácticas docentes al cuerpo de materias de la carrera. O podía orientarse más hacia la investigación apuntando al título de “Licenciado”, para lo cual tenían que hacerse dos seminarios y dos tesis de igual envergadura y seriedad académica. Muy pocas personas hacían la Licenciatura por las dificultades que ponía la Universidad con las tesis.

Como yo quería tener los dos títulos, el último año de mi carrera fue una maratón. Seminarios y materias pedagógicas no fueron un problema. Las prácticas y observaciones docentes y el inicio de la tesis fueron otro capítulo (dado que yo tenía dos trabajos part time en ese momento para pagar mis gastos de vida). El primer intento de tesis murió por incompatibilidad con el profesor. Para hacer la historia corta, él se concentró en hacerme madurar y no tanto en mis estudios (cosa que le agradezco) y como consecuencia de ese enfoque más personal de nuestra relación yo empecé a interesarme demasiado en mi joven y apuesto profesor, y en esos momentos no estaba en mis planes enamorarme de nadie. Así que abandoné el proyecto y me busqué otra persona para que me dirigiera en mi primer trabajo serio de investigación.

Me entrevisté con Marisa Mosto para pedirle que me dirigiera. Me parece que le sorprendió el pedido pero aceptó después de advertirme de que ella no tenía experiencia dirigiendo a nadie (pero si tenía mucha investigando, porque ya había hechos sus dos tesis de Licenciatura y estaba dedicándose a la de Doctorado). Realmente no me acuerdo por qué empecé a interesarme en la “comunicación”... quizá porque yo hablaba sin parar, o porque siempre había soñado con dedicarme al periodismo y ese podría ser un paso de acercamiento...o porque no me gustaba la idea de ser una filósofa “anticuada” y quería vivir lo que se vivía en el "Mundo intelectual" allende las fronteras de mi querida y un poquito arcaica Universidad... No lo recuerdo... Pero sí me acuerdo que tuve que actualizarme un poco en la Filosofía Contemporánea. Por esa razón empecé a leer muchos libros de historia y a delinear un poco el esquema del trabajo.

En eso andaba cuando me trasladaron a La Ciudadela (única residencia universitaria que la Obra tiene en Buenos Aires donde viven chicas del Opus Dei y chicas que no pertenecen a la institución). Ahora tenía un trabajo full time como subdirectora de la Residencia (y en otro artículo contaré detalles porque pasaron cosas geniales!!), otro trabajo docente por la noche (mi primer trabajo como profesora en unos cursos organizados por la Asociación Bancaria de Bs. As., Ahí enseñaba lógica matemática y ética a personas todas mayores que yo!!), un trabajo part time en las oficinas del gobierno del Opus Dei en Buenos Aires.... Y.... mi tesis de Licenciatura (por la cual me preguntaban las autoridades de la Obra cada vez que nos veíamos....) Casi nada, no?

Para estudiar yo me escapaba de la Residencia a una biblioteca que quedaba a un par de cuadras. Y con cada libro leído, brotaba una nueva pregunta y un nuevo aspecto para la investigación. Al final de casi un año, mi trabajo en vez de progresar se estaba convirtiendo en un gigante que no podía caminar y que me estaba quitando la respiración. Quería abandonar todo... Estaba al borde de la desesperación cuando María Amalia (por entonces Secretaria Académica de la naciente Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Austral, y vivía conmigo en La Ciudadela) me consiguió una entrevista con el Dr. Pedro Serna. El señor es Doctor en Derecho y enseñaba en la Universidad de Navarra, y no sé por qué mi amiga consideró que era la persona adecuada para ayudarme. Fui a verlo y le expuse mi “crisis existencial” y mi plan de investigación. Mientras yo hablaba él me miraba detrás de sus anteojos y su poblada barba sin interrumpir. Cuando terminé, me dijo “Usted no padece de ninguna crisis existencial... lo que tiene es una directora de tesis sin experiencia. Su esquema de trabajo no es para una tesis sino para toda una vida de investigación!!! En su caso yo dejaría todo a un costado, elegiría un autor y de ese autor un solo libro... y si quiere vuelva en dos días y hablamos de su selección”. Casi no dormí ese día... Al día siguiente me fui a la biblioteca. Me senté frente a la lista de bibliografía que había ido seleccionando en esos meses y la leí una y otra vez... Finalmente pensé: “yo quiero saber qué es la comunicación... y acá tengo un libro que no he leído titulado “Teoría de la acción comunicativa” y del autor solo sé que aún vive!!! Así que me servirá para actualizarme un poquito... Así que allá vamos!!!” Volví a verlo a Pedro Serna y le consulté mi plan.... “Existen muy buenas traducciones de Habermas, si usted no lee alemán... y creo que con esto tiene más que suficiente para armar una tesis” Casi le doy un beso de despedida!! Me había salvado de tirar todo por la ventana!!!! Y ahí estaba embarcada en un proyecto más acotado y no menos desafiante.

La primera odisea fue conseguir los libros... recorrí todas las librerías de la calle Corrientes y solo pude conseguir uno de los tres volúmenes que componen la obra. La “Teoría de la acción comunicativa” está desplegada en tres voluminosos libros de unas 800 páginas cada uno, por no hablar de los cientos de libros escritos a raíz de la obra de Jürgen Habermas... Ahí entró en escena Luciano Elizalde. Sociólogo, profesor de la Universidad Austral, joven y muy dedicado al estudio. Fui a verlo para consultarle acerca de los libros... Contra todas las normas de la ética y el derecho terminé fotocopiando “su” ejemplar del libro. Y desde ese momento pude acudir a él cuando me trababa en algún punto de interpretación del autor. Fue él quien me recomendó aproximarme a Habermas a través de un libro chico (normal!) sobre el trabajo y la ética. A su juicio en ese libro estaba condensado lo más esencial del autor. Esa fue la primera vez que lloré sobre un libro!!!! Había leído la mitad del libro y no había entendido nada!!!! Pero nada de nada!!! Y era la primera vez en mi vida que me pasaba algo así.... Después de descargar mi frustración, miré el libro y le dije (como si fuera un persona... que pudiera mandarle el mensaje al autor...) “yo no soy ninguna idiota... así que te voy a despedazar hasta que me digas qué hay en la mente de este tipo!!!!! Aunque me lleve meses de lucha contra vos!!” Lo cerré y lo volví a abrir en la primera hoja.... Al terminar sabía lo que Habermas decía sobre la decadencia de la democracia occidental y del papel de la ética en la recuperación de los valores que le habían dado origen!!! Yo había ganado la primera batalla.....

Cambié de casa y de trabajos... Ahora vivía en Sur y era la subdirectora de una residencia enorme donde ya había vivido antes. El trabajo era muchísimo y la responsabilidad mayor aún. Seguía yendo a las oficinas del centro dos veces por semana.. y supuestamente seguía con la tesis... Pero era imposible encontrar tiempo para dedicarme a estudiar. Cada vez que me sentaba alguien necesitaba urgentemente de mi presencia. Esta vez fue Fernanda quien me salvó, dándome las llaves de su casa. Durante varios meses usé su escritorio cuando no había nadie en su casa y leí, entendí, analicé y valoré la obra que tenía entre manos.

Me volví a mudar, por pedido mío, a otra residencia. Esta vez pedí no ocupar ningún cargo de dirección para poder concentrarme en los estudios. Pero igualmente tenía que trabajar para poder solventar mis gastos. Así que me conseguí un par de trabajos docentes en dos instituciones terciarias: un profesorado de inglés y una escuela de Hotelería y Gastronomía (bueno, en el Ateneo había otras carreras, pero esas dos eran las más fuertes). Ahora tenía tres trabajos y una tesis en camino... Empecé a armar el texto de mi tesis... Viajaba con frecuencia a San Isidro para corregir los borradores y discutir con Marisa los progresos. De a poco, mes a mes, fue tomando cuerpo... y un día nos pareció que estaba presentable. Igualmente antes de imprimir la última versión, fui a ver a Luciano con el capítulo donde explicaba sintéticamente el pensamiento de Habermas. “Sé que no coincidimos en la valoración del autor, lo hemos hablado muchas veces, pero quiero que me digas si le hago justicia al interpretarlo de esta manera” Cuando me devolvió el capítulo corregido me dijo “Lola, está muy bien... es una muy buena síntesis... un par de retoques acá o allá y está presentable”.

Pulido final, impresión, encuadernación...y presentación en la Facultad!! Llegué a la ventanilla de la Secretaría con mis cuatro o cinco copias y una carta pidiendo la formación de un tribunal para evaluar mi Tesis.... Había llegado el momento de descanzar!! Tenía unos seis meses por delante de espera... Al menos eso decían los Reglamentos de la Universidad.

En el ínterin, como quien no quiere la cosa, me enfermé con depresión, se agravó mi amiga Victoria y mi mente estaba hecha una albóndiga... Al punto de que un día yo estaba dando clase y de golpe me quedé en blanco!!! Me encontraba parada frente a mis alumnos... sin poder seguir la frase que había empezado, porque no sabía de qué se trataba!! Y estaba hablando sobre la voluntad humana!!! Toda la información que tenía que transmitir a mis alumnos estaba ahí adentro, en mi cabeza, yo lo sabía... pero no podía acceder!!!! Empalidecí, me disculpé y abandoné el aula. Fue la cosa más fea que me pasó en la vida!!! Me estaba volviendo loca?? Estaba perdiendo la razón?? Era este el principio del fin?? A la mañana siguiente aterricé el consultorio de la Psiquiatra que me estaba tratando...

Pocos días después me llegó la citación para la defensa de mi Tesis!!!!! Justo lo que necesitaba para aflojar la tensión... Y me senté frente a MI libro... con mi mente en blanco.. me llenaba de angustia mirar las páginas y no saber qué decían.. “pero si yo escribí esto!! Cómo puede ser que no me acuerde de nada???” Un día Claudia Díaz, mi amiga californiana, se sentó frente a mí. Y como hiciera yo con ella en otras oportunidades, abrió el libro, leyó el primer párrafo y me dijo “no entiendo, me explicás por favor?”... Así página por página... más de 200... hasta que de a poco fueron resucitando las ideas. Ya al final me decía “Ok... vos hablá pero no pretendas que yo entienda...eso déjalo para los profesores del tribunal... mientras vos entiendas lo que estás diciendo y estés convencida de que lo podés defender es suficiente para mi...esto es demasiado técnico...”

La Facultad había asignado en mi tribunal al Prof. Beltrán (de Lógica Matemática), al Prof. Courreges (Decano y profesor de Metafísica) y a la Dra. Paolo Delbosco (genia! Divina! Y profesora de Historia de la Filosofía Moderna). Llegué a la Sala del Consejo donde tendría lugar el examen o defensa. Ahí también estaban algunos amigos de la Facultad, mi madre, alguno de mis hermanos, Marisa, el tribunal y yo... Expuse una síntesis del trabajo y los profesores tomaron la palabra para cuestionar, criticar o hacer alguna pregunta aclaratoria. Beltrán dijo que sobre el autor y el tema no sabía mucho y que había aprendido leyendo mi Tesis. Me pareció muy sencillo de su parte pero un poco ...“poco serio”... Paola elogió el trabajo de síntesis y la claridad en la exposición de un texto y un autor sumamente complejos, pero me dijo que mi valoración era demasiado generosa con el autor, que su aporte no era tan sustancioso como para tener el espacio que se le asignaba en el mundo intelectual de hoy... Y Courreges dijo algo así “Castaños, la felicito.. .muy buen trabajo” Salimos todos y los dejamos deliberar... Al rato me entregaron una copia de mi Tesis con un “10” bien clarito escrito en la primera hoja!!!!!! Otra batalla ganada!!!!

Con mi trabajo respaldándome empecé una campaña para cambiar los Estatutos de la Facultad. Después de leer y estudiarlos en detalle fui a ver al Secretario Académico de la Facultad, Juan Pablo Roldán (que, además era muy amigo de mis amigos y un joven profesor de Metafísica) quien me dijo más o menos “siempre tan joven, apasionada e idealista... lo que pedís es imposible... esa reforma de Estatutos está hecha pero suspendida por decisión del Rectorado” Ahí mismo escribí una carta al Secretario Académico de la Universidad pidiendo la implementación del cambio que llevaba muchos años sin aplicarse por una decisión arbitraria del Secretario anterior... Un buen día me llegó una carta del Rectorado diciendo que ya tenía el título de Licenciada sin necesidad de hacer la segunda Tesis.. y que todos aquellos que se encontraran en la misma situación que yo con una Tesis aprobada, también se beneficiaban del cambio de Estatutos!!!!! Una victoria más!!!!

La historia de esta Tesis es un poco la síntesis de mi vida.. Hice cosas comunes, con mucho esfuerzo, en circunstancias adversas... y de la mano de mis amigos!!! Voilá!!

Dolores

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