Oración a la Virgen "Regina Angelorum"



Oh Virgen Santísima, Regina Angelorum,
madre y amparo de tus hijos fieles,
nosotros, exalumnos del colegio que quiso honrarte,
nos acercamos a ti con el peso del tiempo,
llevando en el alma las huellas del Regina,
envejecidos por los años, pero unidos en tu nombre.

Tú conoces, Madre, las aulas de Juncal,
donde sembramos sueños bajo tu santo velo,
donde enfrentamos días difíciles a veces,
pero siempre con la luz de tu consuelo.
No siempre fue fácil el camino trazado,
mas en sus rigores encontramos amor,
y en sus lecciones, un lazo sagrado.
Te pedimos que guardes esos días vividos,
con sus lágrimas y sus risas, 
como un tesoro eterno en tu corazón.

Reina de los Ángeles, acoge en tus brazos
a nuestro hermano Henrique, que se nos fue,
pero su voz callada en la tierra resuena aún,
que vuele ahora en la gloria de tus ángeles.
Consuela nuestro duelo con tu dulce mirada,
y haz que su memoria nos acerque más a ti,
pues en tu regazo lo sabemos a salvo,
uniendo su canto al coro celestial.

Madre y Señora, tú que lees nuestras vidas,
contempla el vínculo que el Regina Angelorum forjó.
El tiempo nos marca, los años nos curvan,
pero en el alma seguimos siendo hermanos,
atados por un fuego que no se extingue.
Te rogamos que bendigas esta amistad,
que las heridas del ayer se cierren en tu paz,
y que nuestras diferencias sean fortaleza,
bajo la sombra de tus brazos protectores.

Oh Virgen, Reina de los Ángeles,
tú que caminas con nosotros en el envejecer,
mira cómo el tiempo ha pintado nuestras frentes,
con surcos de dolor y líneas de alegría.
Hemos cargado tormentas,
pero también hemos recogido frutos,
dones de fe que tu Hijo nos brindó.
Te suplicamos más días compartidos,
horas de encuentro y calor fraterno,
para alabarte y honrar al Regina Angelorum,
hasta que nuestra jornada encuentre su fin.

Regina Angelorum, Madre y Reina,
guía nuestros pasos al corazón de tu Hijo,
nuestro Redentor y Luz.
No permitas que el mundo apague tu recuerdo,
ni que los años desarmen lo que en Juncal nació.
Cúbrenos con tu santo manto angélico,
y cuando la sombra final nos alcance,
reúnenos en tu corte celestial,
junto a Henrique y los que nos precedieron,
para glorificarte eternamente,
oh Virgen Santísima, Reina de los Ángeles.

¡Amén!

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